Teoría

Economía de la divisa blanda: 28. Impuestos

Escrito por Warren Mosler

Índice de la obra

Los impuestos son parte del proceso de obtener los recursos que necestita el gobierno. El gobierno tiene una cantidad infinita de su moneda fiduciaria para gastar. Los impuestos son necesarios para conseguir que el sector privado intercambie bienes y servicios reales por el dinero fiduciario que necesita para pagar impuestos. Desde el punto de vista del gobierno, esto trata de que el precio por la cantidad equivale a los ingresos.

Teniendo esto en cuenta, ahora se pueden considerar los efectos secundarios de los impuestos antes de decidir sobre su estructura. Un impuesto sobre las ventas inhibirá las transacciones y también un impuesto sobre la renta. Esta tendencia a restringir las transacciones se considera generalmente un detrimento. Reduce la tendencia a realizar beneficios de la especialización del trabajo y de la ventaja comparativa. Además, los impuestos sobre las transacciones premian enormemente la evasión exitosa y, por tanto, exigen poderosas agencias de observancia y multas severas. También resultan en esfuerzos legales descomunales para realizar transacciones que no queden sometidas a impuestos legalmente exigidos. Añádanse los costes de contabilización necesarios para su cumplimiento. Todos estos ejemplos son costes económicos reales de los impuestos sobre las transacciones.

Los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria son una alternativa interesante. Son mucho más fáciles de hacer cumplir, aportan una demanda de gasto público más estable, y no desincentivan las transacciones. Se pueden hacer progresivos, si ése es el deseo de la democracia.

La cantidad de dinero que alguien pueda tener podría ser menos importante que la cantidad que alguien gaste. Esto no se suele tener en cuenta. Pero la tenencia de dinero no consume recursos reales. Tampoco es cierto que la acumulación de riqueza nominal de uno excluya la de otro, dado que la cantidad de dinero disponible es infinita. El dinero fiduciario es solamente un crédito fiscal.

Tal vez los partidarios de un sistema impositivo progresivo deberían preocuparse más del consumo desproporcionado de recursos reales. En vez de intentar detraer el dinero en la fuente, se podrían gravar con impuestos sobre el lujo el consumo excesivo (sin ánimo de generar ingresos). El éxito de los impuestos sobre el lujo debería medirse por la escasa recaudación que consiguen.

Traducción de Miquel Bassart i Loré

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