La mayoría de la gente está acostumbrada a ver los ahorros desde su propio punto de vista individual. Puede ser complicado pensar en el ahorro a nivel nacional. Que ponga parte de su salario en una cuenta de ahorros tan solo significa que un individuo no ha gastado todos sus ingresos. El efecto de no gastar en sí mismo es reducir la demanda de consumo por debajo de lo que habría sido si se hubieran gastado los ingresos que se ahorran. El acto de ahorrar reducirá la demanda efectiva de la producción actual sin producir necesariamente ningún aumento compensatorio en la demanda de inversión. De hecho, es muy probable que una disminución en la demanda efectiva reduzca el empleo y los ingresos. Los intentos de aumentar los ahorros individuales pueden en realidad causar una disminución del ingreso nacional, una reducción de la inversión y una disminución del ahorro nacional total. Los ahorros de una persona pueden convertirse en el recorte salarial de otra. El ahorro es igual a la inversión. Si no varía la inversión, los ahorros de una persona necesariamente serán igualados por los “desahorros” de otra. Cada crédito tiene un adeudo compensatorio.
Como los gastos de una empresa son los ingresos de otra persona, es necesario realizar un gasto equivalente a los gastos de una empresa para comprar su producción. Un déficit de consumo provoca un aumento de los inventarios no vendidos. Cuando los inventarios comerciales se acumulan debido a la caída de las ventas: 1) las empresas pueden reducir su producción y empleo y 2) las empresas pueden invertir en menos capital nuevo. Las empresas suelen invertir a fin de aumentar su capacidad productiva y satisfacer una mayor demanda por sus bienes. Una demanda crónicamente baja de bienes y servicios de consumo puede deprimir la inversión, dejar a las empresas con un exceso de capacidad y reducir los gastos de inversión. Un gasto reducido puede llevar a la economía a la calma chicha: pocas ventas, pocos ingresos, poca inversión y poco ahorro.
Cuando la demanda es fuerte y las ventas son altas, las empresas normalmente responden aumentando la producción. También pueden invertir en bienes de capital adicionales. La inversión en nueva capacidad es automáticamente un aumento de los ahorros. El ahorro aumenta porque se paga a los trabajadores para que produzcan bienes de capital que no pueden comprar ni consumir. La única otra opción que queda es que los individuos “inviertan” en bienes de capital, ya sea directamente o a través de un intermediario. Un aumento de la inversión por cualquier motivo es un aumento del ahorro; Sin embargo, una disminución del gasto individual no provoca un aumento de la inversión general.
El ahorro es igual a la inversión, pero el acto de invertir debe ocurrir para tener ahorros reales.
La relación entre las decisiones de gasto individual y el ingreso nacional se ilustra asumiendo que el dinero fluye por el sistema bancario. El dinero que las empresas pagan a sus trabajadores puede utilizarse para comprar su producción o depositarse en un banco. Si el dinero se deposita en un banco, el banco tiene dos opciones básicas de préstamo. El dinero se puede prestar a: 1) otra persona que desee comprar la producción (incluido el gobierno), o 2) a empresas que pagaron a los individuos en primer lugar con el fin de financiar la producción no vendida. Si la demanda general de bienes disminuye, la demanda de préstamos para financiar inventarios aumenta. Si, por otro lado, la gente se gastara el dinero a tasas altas, la demanda de préstamos para compras aumentaría, los inventarios disminuirían y el nivel de préstamos para financiar los inventarios comerciales disminuiría.
La situación estructural en los Estados Unidos es tal que los individuos reciben poderosos incentivos para no gastar. Esto ha permitido que el gobierno, en cierto sentido, se gaste el dinero de la gente por ellos. La razón por la que el gasto público deficitario no ha generado más inflación es que ha compensado una tasa de gasto privado estructuralmente reducida. Una gran parte de los ingresos personales consiste en contribuciones a planes de pensiones, EPSVs, reservas de seguros de vida y otros dineros que se acumulan continuamente y no se gastan. Del mismo modo, una parte importante de los ingresos empresariales también tiene baja velocidad; se acumulan en cuentas de ahorro empresariales de diversos tipos. Tampoco es probable que se gasten los dólares obtenidos por los bancos centrales extranjeros.
La raíz de esta paradoja es la noción errónea de que los ahorros son necesarios para proporcionar dinero para la inversión. Esto no es verdad. En el sistema bancario, los préstamos, incluidos los destinados a inversiones empresariales, generan depósitos equivalentes, lo cual evita la necesidad de ahorrar como fuente de dinero. La inversión crea su propio dinero.
Una vez que reconocemos que el ahorro no genera inversión, se deduce que la solución al alto desempleo y la baja tasa de utilización de la capacidad no es necesariamente fomentar más el ahorro. De hecho, los ahorros incentivados fiscalmente probablemente han provocado que el sector privado desee ser un ahorrador NETO. Esta condición requiere que el sector público incurra en déficit para que no haya deflación.
Traducción de Stuart Medina
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