La impresión de dinero no es un instrumento de política. Es sólo un sirviente de estas políticas, al igual que la impresión de los módulos de papelería utilizada en los diversos departamentos gubernamentales
[Lerner, 1944]
Abba P. Lerner es un economista británico de origen ruso nacido en Bessarabia en 1903. Falleció el 27 de octubre de 1982.
A la edad de 26 años y con motivo de la quiebra de su negocio en 1929 como consecuencia de la crisis que se originase con el crack de la bolsa en Nueva York, decidió matricularse en la London School of Economics and Political Science. Entre los años 1934 y 1935 pasó una estancia de seis meses en la Universidad de Cambridge, donde entraría en contacto con las ideas de John Maynard Keynes siendo el primer economista “externo” al círculo de confianza de Keynes que comprendería plenamente el significado de su Teoría General.
Su primer destino como profesor asistente sería la London School of Economics en 1936. En 1937 decide emigrar a los Estados Unidos, donde enseña Economía en varias universidades. A pesar de la cantidad y la calidad de sus contribuciones no tuvo un reconocimiento adecuado en vida, quizás por su continuo deambular y su incapacidad de involucrarse en la dinámica interna de las distintas universidades americanas donde enseñó. Pese a ello, Lerner sigue siendo considerado un economista agudo y muy creativo, tanto en el terreno teórico como analítico
Basándose en el principio de demanda efectiva y la teoría chartalista del dinero, Lerner desarrolló el concepto de Finanza Funcional como marco en el que desenvolver las políticas para alcanzar el pleno empleo y la estabilidad de precios.
La Finanza Funcional en 10 puntos:
- El pleno empleo, la estabilidad de precios, y un estándar de vida decente para todos los individuos son objetivos macroeconómicos claves, y es responsabilidad de un Estado perseguirlos y promoverlos. Dejar estos objetivos al libre mercado es como conducir un coche sin volante. Las políticas deben ser valoradas por su capacidad para lograr los objetivos macroeconómicos para los que están diseñadas, no al hecho de ceñirse a ciertos dogmas. La política fiscal, el gasto del gobierno y sus impuestos, su endeudamiento, la emisión de nueva moneda, todos ello deben llevarse a cabo únicamente mediante la evaluación de los resultados de estas acciones en la economía.
- La capacidad del gobierno para llevar a cabo su propia política fiscal y monetaria de conformidad con los principios de las finanzas funcionales se hace posible por el hecho de que “el dinero es una criatura del Estado”. El gobierno no se financia a través de impuestos ni por la emisión de bonos del Tesoro. El propósito principal de los impuestos es apoyar el lanzamiento y circulación de una moneda e influir en el comportamiento de los ciudadanos. Por su parte, el objetivo principal de la venta de bonos del gobierno es el de ajustar la tasa de interés a un día.
- “Imprimir dinero” en sí mismo no tiene impacto en la economía. Sólo si el dinero nuevo se gasta en bienes y servicios, o es retirado a través de la emisión de bonos, habrá algún impacto en la economía.
- Sin una política de pleno empleo, el sector privado no puede beneficiarse de las ventajas derivadas del progreso técnico que mejoran la productividad, siendo probable que lo convierta en ineficaz. Con una política de pleno empleo el progreso técnico destinado a reducir el trabajo se hace muy útil para la sociedad.
- En condiciones de pleno empleo los recursos son escasos y por lo tanto, presentar una innovación técnica u organizativa que libera un poco de trabajo para otros usos constituye un beneficio en el uso de los recursos. Sin embargo, en una economía con un desempleo persistente, lo que sería eficiente llega a ser ineficaz. De hecho, cuando hay falta de trabajo no es importante la utilización de menos recursos para un mismo trabajo, no tiene sentido a nivel agregado poder realizar una tarea con menos trabajo si hay trabajadores desempleados disponibles, porque los trabajadores liberados de la mejora tecnológica no se pueden utilizar para otras actividades.
- En caso de desempleo, un aumento de la eficiencia en cualquier proceso de fabricación particular no implica un aumento de la eficiencia en la economía en su conjunto.
- Sin una política de pleno empleo un país debe someterse al aumento de las importaciones en comparación con las exportaciones en su balanza comercial; con una política de pleno empleo, no hay necesidad de preocuparse por la importar “demasiado” en comparación con las exportaciones.
- Los intentos para argumentar que el déficit y la deuda en realidad no son tan grandes como parecen, y que si se miden de una manera diferente no son tan malos, es contraproducente.
- Cuando hay desempleo el dinero es escaso, en lugar de los recursos.
- Para alcanzar el pleno empleo es necesario utilizar el gasto público para crear puestos de trabajo directamente, ya que las políticas fiscales y monetarias tradicionales son ineficaces para alcanzar tal objetivo. La creación de empleo directo en forma de obras públicas puede ser necesaria para lograr y mantener el pleno empleo y la estabilidad de los precios. Incluso el sector público que no produce buenos servicios o visibles es beneficioso, ya que crea puestos de trabajo para los desempleados y aumentar la producción y la renta agregada, con todos sus beneficios asociados. También hay tantos servicios y actividades públicas y sociales, que normalmente no son llevadas a cabo por el sector privado y son necesarias para la economía.