Este artículo es continuación de otro anterior
Excusas financieras
Es muy frecuente hoy en día oír comentarios como, nosotros ya no tendremos pensiones, nos tendremos que jubilar a los 70 años, España gasta mucho en pensiones, eso es insostenible. Otros dicen, yo ya lo tengo solucionado, he contratado un plan de pensiones en el banco.
La financiación del sistema de pensiones públicas en España ya nació limitado por una débil correlación de fuerzas existente entre las rentas del trabajo y de capital y firmada en el Pacto de Toledo, donde se “acordó” que las pensiones sólo podían financiarse mediante las cotizaciones.
En contra de lo que se cree, no es obligatorio que las pensiones se financien única y exclusivamente con cotizaciones. Es una decisión política y sólo ocurre en 8 de los 28 países de la Unión Europea (entre ellos, España); en los otros 20 países, la financiación de las pensiones se complementa con otras fuentes: beneficios empresariales, plusvalías, dividendos, impuestos y cualquier otra fuente de financiación que los gobiernos encuentren adecuada.
Además, en muchos países no separan la caja de la Seguridad Social de los Presupuestos Generales del Estado, como en España. Esta separación es un montaje y se hizo a propósito para crear un sentimiento de alarma cuando la caja de la Seguridad Social se vacía y un silencio mediático cuando sobra y se pasan recursos a los Presupuestos Generales del Estado. Tener poco dinero en el bolsillo izquierdo para crear angustia y acto seguido pasarle dinero del bolsillo de la derecha. Al final, ambos bolsillos son del Estado.
¿Por qué no existe una caja de Defensa? ¿O de Educación? ¿Por qué no existe un Pacto de Palma sobre gasto sanitario?
¿Por qué no existe una caja de Defensa? ¿O de Educación? ¿Por qué no existe un Pacto de Palma sobre gasto sanitario?
¿Por qué en España no había Seguridad Social y por tanto tampoco pensiones antes del año 1900? No había ningún “problema demográfico”, la gran mayoría de la población era joven y tampoco había muchos jubilados por trabajador. Sin embargo, la mayoría de personas mayores cuando ya no podían trabajar vivían en la pobreza.
Dado que la financiación de las pensiones está “limitada” al volumen de las cotizaciones, los factores que hacen que puedan aumentar o disminuir son los siguientes: tasa de paro, nivel salarial, distribución de la renta, extensión de la economía sumergida, calidad del empleo, productividad del trabajo… Y para resumirlo en una sola palabra, lo que realmente hace peligrar el sistema de pensiones público es la desigualdad.
Hace décadas que el peso de los salarios en el total de la renta nacional disminuye en favor de la rentas de capital. Año tras año, y de forma inexorable, los salarios tienen una porción del PIB cada vez menor.
Parece que el sistema será insostenible por razones político-ideológicas y no técnicas o económicas, y concretamente por una enorme desigualdad en la redistribución de la renta y la riqueza. Han dinamitado el sistema con reducciones discrecionales de cotizaciones sociales y con políticas de austeridad y reformas laborales que han disparado el paro y disminuido los salarios.
Recordemos que en España lleva décadas con tasas de paro de dos dígitos, actualmente de un 16% y la tasa de paro juvenil de más de un 40%, la más alta de la OCDE. Estos datos se han normalizado y nos limitamos a esconder la cabeza debajo del ala. Lo triste es que algunos piensen que esto es culpa de los parados que no se forman o esfuerzan lo suficiente, o de la robotización, o que es un fenómeno natural, como si fuera un tornado que debemos aguantar y ya pasará.
En conclusión:
Existe una operación mediática a gran escala para atemorizar a los ciudadanos y también para intentar deteriorar al máximo posible las pensiones públicas mediante reformas que han provocado que las prestaciones sean menores, haciendo que hayan ido perdiendo el apoyo social, con el objetivo de que los ciudadanos contraten el mayor número posible de los mal llamados planes de pensiones privados.
La campaña de miedo está funcionando, y el número de planes de pensiones privados contratados sigue creciendo. ¿Pero qué solvencia tienen estos planes de pensiones privados? ¿Garantizan una cantidad cierta y suficiente en el momento de la jubilación? Si un 70% de los hogares españoles tienen dificultades para llegar a fin de mes, ¿cómo podrán financiar un plan de pensiones privado? ¿Cuál es la razón de que un sistema público de pensiones no sea sostenible y uno privado donde los bancos cobran comisiones y colocan el dinero en los mercados financieros sí que lo sea?
Detrás de las alarmas que se lanzan constantemente sobre el futuro de las pensiones hay demasiado humo y un intento real de favorecer a las entidades financieras que quieren gestionar en su exclusivo beneficio el ahorro de los trabajadores. Debemos recordar que las pensiones públicas mueven más de 150.000 millones de euros cada año.
Para finalizar, no es cierto que el sistema de pensiones español sea generoso, todo lo contrario. España dedica el 10,9% del PIB a las pensiones, mientras que la media de la Unión Europea es del 12,4% y hay países que gastan aún más, como Francia (13,8%), Austria (14 %) e Italia (un 16,2%). El 70% de las pensiones pagadas no superan los 1000 euros mensuales. El 20% de las pensiones contributivas y la totalidad de las no contributivas están por debajo del umbral de la pobreza.
Las pensiones públicas parecen seguir deteriorándose debido a las reformas anunciadas, por lo que repercutirán negativamente en la ya altísima tasa de paro. Es decir, si cada vez hay más jubilados y además cobran menos, no van a consumir tanto en comercios y empresas, y reducirán la actividad y el nivel de empleo en la economía. Se creará, de esta forma, un círculo vicioso de deterioro de pensiones, salarios y aumento de la tasa de paro.
Parece que a pesar de los avances científicos, tecnológicos y productivos del siglo XXI, en materia de pensiones estamos volviendo más de doscientos años atrás, donde no existían pensiones públicas y el 75% de las personas mayores vivía en la pobreza.
Parece que a pesar de los avances científicos, tecnológicos y productivos del siglo XXI, en materia de pensiones estamos volviendo más de doscientos años atrás, donde no existían pensiones públicas y el 75% de las personas mayores vivía en la pobreza.